martes, 2 de noviembre de 2010

Sorpresa de tortolitos


Esta historia la protagonizó una pareja joven y a juzgar por las otras parejas que he conocido sé que no es un caso aislado. Juan y María (nombres ficticios, claro) fantaseaban con que ella se fuera con el mejor amigo de Juan. Siempre habían dejado claro que era una fantasía y la usaban para excitarse. Sin embargo, a Juan le faltó tiempo para contársela al amigo, Carlos, y planificar con él la manera de hacerla realidad. Lo que no sabía María era que Juan y Carlos habían compartido novias muchas veces y eran dos amigos para todo.

El plan funcionó de maravilla y Carlos se encamó con María. Ella lo había ocultado a Juan y Carlos aprovechó para hurgar en sus sentimientos contradictorios. Al final, Carlos y María hicieron un plan para contárselo (plan que nunca se llevaría a cabo, claro). Lo que planeó Carlos en realidad, junto con Juan, es que él entrara un día y les pillase en la cama. Tan bien lo hicieron que casi casi consiguen la instantánea de la foto. En la realidad Carlos tenía la cabeza de María bien agarrada para que no mirara hacia atrás, y cuando ella notó que Juan le tocaba el culo, como si lo presintiera, grito "¡Joder, qué cabrones sois!". Pienso yo que la tía se lo olió todo desde el primer momento, y que nunca sabremos quién engañó y quien fue engañado, pero no me digan que la escena de la foto no vale una vida. Miren la dedicación de la chica, y como asoma indefensa su cadera, con el coño escondido y el trasero prominente. Acercarse y acariciar el culo de la supuesta adultera tiene que ser como... Mmm...

¡Mira qué hace tu novia!


Hay una clase excelente de corneadora a la que denomino alocada-fiestera. Se caracteriza por armarla siempre en las fiestas, con provocaciones y atrevimientos que a nadie dejan indiferente. La chica de la foto, por ejemplo, se saca la parte de abajo del bañador al grito de "¡Eeeh! ¿Quién quiere tocar este culooo?" o bien algo tan simple como "¡Stripteaseee!", total que al poco hay unos cuantos tíos que van corriendo hacia ella y le meten mano o la persiguen (eso siempre depende de cómo sea el grupo).

La alocada-fiestera siempre consigue en este tipo de jueguecitos que se pierda más de una mano por su entrepierna, con lo que da un mensaje claro a los afortunados: está disponible. Además a pesar de su escandaloso aire, siempre consigue que la auténtica metida de mano sea discreta, que se oculte por un corro de chalados que brindan por ella, que saltan, gritan, etc. Luego ella aprovecha para ir al baño o a cambiarse y, claro, el tipo la sigue, normalmente más de uno, haciendo la coña, y cuando llegan a una habitación separada de las demás empieza el juego de verdad. La chica se quita la parte de arriba del bañador, echa la toalla al suelo, y en menos que canta un gallo ya tiene al primero encima. Entre risas se la follan todos los presentes (siempre hay alguno que se lo pierde porque o es tímido o iba borracho) y así se establece una complicidad que la alocada-fiestera amortiza en muchas otras ocasiones.

Y si alguno de los lectores sabe de qué hablo, pues eso, que aporte su comentario.