lunes, 12 de abril de 2010

Los momentos más excitantes


En toda mi vida de experiencias en relaciones morbosas creo que los momentos más excitantes son aquellos en que el extraño se dispone a penetrar a tu pareja. No son exactamente los instantes de máximo placer de los dos, no, no son esos los que más excitan. Son los momentos en que se acercan, se miran, se besan, se desnudan... y llega el punto en que la relación animal es inminente, imparable... Ella se ofrece generosa y él tantea para penetrarla. Este ínfimo momento no tiene precio.

Para aquellos que piden iniciación

Hola,
Recibo muchos correos de maridos y hombres que quieren iniciar a sus mujeres/ amigas /novias en el mundillo de las fiestorras de Barcelona (dogging, locales, sm, etc.). No hay nada más fácil, puesto que basta con cenar en un grupo de nuevos amigos y habérselas arreglado de antemano conmigo para ir luego a un lugar desmadrado. Todo es cuestión de seguir las instrucciones y despertar la curiosidad. Puedo traer a amigas o parejas del ambiente a la cena y se prestarán de buen grado a pervertir a las novicias (¡mmm... bonita palabra, ¿no?) porque son gente, en general, con mucho sentido del humor y muy presentables en sociedad (¿quién lo diría, verdad?). En fin, gente con la que una chica no se imagina nunca que vaya a terminar la noche en pelotas en un local a media luz.
Ah, y a los desesperados que quieren venir pero no tienen nadie a quien pervertir, basta con que traigan alguna amiga del trabajo, una conocida de conocida o que monten una inofensiva fiesta de amigos... Ya veis, así es el mundo, más inofensivo parecía Bin Laden cuando le pagaba occidente para que contuviera a los rusos.

jueves, 8 de abril de 2010

Detalles de elegancia

Cuando una pareja se entrega a su corneador la elegancia se mide por el grado de humillación y sacrifico para darle placer. Me encantas las parejas en las que ella de rodillas me lame las pelotas durante mucho tiempo. Siempre le obligo a que lo haga desnuda del todo. Luego el marido sumiso se suma y los dos me llenan de jugo el escroto. Sólo entonces empiezo a elegir la garganta para desfondar, mientras el otro cónyuge sigue lamiendo y esperando turno...