jueves, 27 de mayo de 2010

Esposas exhibicionistas


Lo más excitante del corneo social es que se sepa. El cornudo social es un tipo de hombre al que le gusta que su mujer esté tomando unas copas rodeada de tios y todos sepan que alguno se la follará. He conocido a parejas de este estilo y son las que dan más juego a la hora de pensar situaciones morbosas.


Es fácil reconocer a un cornudo social en un lugar de intercambios. Su mujer aprovecha cualquier ocasión para desnudarse, bailar en pelotas o montar algún número. Son fantásticas las mujeres que gozan de ello...

viernes, 21 de mayo de 2010

Corneo con regodeo


Lo más excitante de viajar al extranjero es que, como normalmente nadie conoce a una pareja, ella se puede permitir ligar en un bar o una fiesta delante de él sin que se monte un escándalo. Tanto ella como él harán creer a todo el mundo que llevan unas copas de más, así ella podrá ponerse a bailar con un tipo que la sobará delante de todo el mundo y que incluso se atrevirá a subirle el sujetador, levantarle la falda, enseñar su trasero a los presentes... Él estará sentado, riendo un poco, para fingir que va tan bebido que no entiende lo que está pasando.

Al final irán los tres a la habitación del hotel. Él dirá que tiene una urgencia y se meterá en el baño. Ella se acercará a la puerta y reirá, mirará al afortunado con complicidad y le dirá que su marido duerme como un tronco. El marido podrá pajearse a gusto mientras oye como el corneador monta a su mujer, con las piernas bien abiertas y el rabo bien clavado entre ellas, y ella grita como una posesa gozando al saber que él se la pela mientras a ella se la follan.

¡Aprovechen este verano!

jueves, 20 de mayo de 2010

Corneo a primera vista


Una pareja amiga me cuenta que lo que más les excita es que su mujer coquetee con la mirada con un desconocido y éste la aborde sin mediar palabra. Lo hacen en locales de ambiente, playas nudistas liberales e incluso alguna vez en alguna discoteca. A él se le pone dura a explotar nada más ver que el espontáneo agarra por la cintura a su mujer y la besa directamente con la lengua en el fondo de la garganta.


Esta primavera han ido a una zona de dogging en Francia y me cuentan algo excitante para compartir con ustedes. Después de dar vueltas en el coche para entender cómo funcionaba el sitio, abrieron la ventanilla y al poco entró una polla que dejó a la mujer pringada del todo. Ella se entonó y obsequió con algunos servicios al grupito que se acumuló alrededor de su coche. Él se pajeó y al poco se quedó con el jersey totalmente manchado... En fin, que decidieron que hacer un pausa para situarse, porque entre el machurrón de él y la nevada de ella no sabían cómo volver al hotel sin llamar la atención.


Movieron el coche unos metros hacia un lugar más apartado. Allí ella agarró toallitas y salió del coche para limpiarse como buenamente pudiera. Ella tiene 32 años y está de muy buen ver, tiene un tipo aniñado y ligero, con piernas largas que le dan un aire juvenil. Llevaba un vestido escotado y una minifalda, porque su intención inicial de aquella noche era salir a provocar por la calle a los mirones. Total, y ahora viene lo más excitante, al poco de estar fuera del coche limpiándose la cara, el cuello y el pecho, un hombre la agarró por detrás y la tumbó sobre el capó. A ella se le escapó un grito del susto y el tio casi se corta, pero el marido, que entendió lo que iba a pasar, notó un subidón de golpe y le dijo al desconocido que continuara, que la tia era una puta y que ya la había pagado. ¡Joder cómo se puso ella! ¡Casi se corre al instante! El desconocido le bajó las bragas de un tirón y se la metió tan rápido que ella no sabía con certeza si le había dado tiempo a ponerse la funda. Palpó como pudo con los dedos hasta que notó el látex, y entonces se dejó ir por completo. ¡Menuda tunda que le dió el tio! La aplastó tantas veces contra el capó, a empujones secos, que al día siguiente ella descubrió un pequeño moratón en la parte de delante de la cadera. El tio le gritaba "puta, puta" en francés y ella movía la cabeza hacia arriba y hacia abajo debido a los empujones. El marido, que le veía la cara a la perfección a través del parabrisas, a unos palmos de él, manchó de nuevo el jersey... ¡mierda!


PD- No tienen imagen del momento pero nos adjuntan foto de internet que puede servir de ilustración