lunes, 25 de octubre de 2010

El mensaje de las perolas


Me contó un cornudo que fue a un local de ambiente con su mujer. Se sentaron junto a una pareja que les gustaba y se toquetearon los cuatro. El hombre de la otra pareja iba loco por la mujer del cornudo, que está de muy buen ver, pero la mujer que le acompañaba se mostraba muy cortada. Hablaban y se tocaban un poco, pero se producúa uno de esos encuentros que van a trancas y barrancas, que no acaban de cuajar. Entonces el cornudo propuso que hicieran un juego. Consistiría en que, por turnos, la mujer se sentaría en el sofà y haría algo sexy con la polla del hombre. Le tocó empezar al cornudo con la mujer desanimada. Ésa sacó la polla de la bragueta y la tocó un poco mirando a su marido. Eso fue todo. Le animaron los otros tres para premiar su atrevimiento, a ver si se entonaba. Luego de tocó el turno a la mujer del cornudo. Sacó el miembro del hombre, agarró la polla y antes de metérsela en la boca se levantó el jersey arrastrando el sujetador de manera que su pechos quedaron al aire. "¿Te gusta lo que ves?" le soltó ella y antes que respondiera se metió la polla entera en la boca. El hombre se agarró a las tetas y las sobó mientras le hacía la mamada y no hubo fuerza capaz de pararles. Volaron las bragas, se abrió de piernas y la penetró a lo salvaje en el sofá del local. El cornudo todavía se pajea de pensarlo. Me contó que su mujer es especialista en ofrecer los pechos a la mínima, y con esto logra siempre una excitación tremenda del hombre al que se entrega, pues este espera un avance progresivo (mamada, ahora quito eso, ahora lo otro...). ¡Vivan las especialitas en mandar el mensaje de las perolas!

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