sábado, 22 de enero de 2011

Carta de un swinger confundido


Me escribe un swinger para contarme que su pareja y él frecuentan locales de intercambio. Él suele echar un casquete o dos según la noche. Se gasta tiempo entre contactar, intercambiar, etc. Pero, por lo visto ella es mucho más hábil. Después de hacérselo con la pareja su chica dice que va a ducharse o a tomar una copa en la barra. Él por cortesía se queda con la pareja, en plan caricias y me cuenta que la cosa no falla: su chica siempre hace conocidos en el breve camino de la cama a la otra punta del local y, total, que tarda en volver porque de la repasan a gusto todos los colgaos del local que han ido sin pareja.

En más de una ocasión la ha pillado con el coro de la cárcel en la barra, ella en pelotas y los tios con toallita, todavía metiéndole mano excitados y recordando todo lo que han hecho con ella.

En fin, que el hombre goza de tales situaciones pero a su vez de lamenta de lo descompensado de su relación de intercambio. Es un pobre swinger confundido.

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Consejo de Manolo:

Amigo, la vida es así, incluso en el mismo infierno ellas son las que tienen ventaja, es decir, la sarten por el mango, y como dijo Aristóteles, "seguro que esta chica tiene más de un mango de sartén en las manos", así que sabia resignación y a vivir, que son dos casquetes (para ella, muchos más, claro).

PD- ¿A cuántos de los que leéis este blog os gustaría ver a vuestra chica como la de la foto? Ay, pillines...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez fuimos a un local y ella folló y yo no. Me siento identificado con el swinger confundido.

Anónimo dijo...

Yo más que swinger soy voyeur, por lo tanto me haría mucho más que dos casquetes con las andanzas de mi pareja.
Y si la foto es de un morbazo increible.

Anónimo dijo...

a mi me encantaria que estuviera, me encanta que vaya a los locales y ella folle y yo no